
¿Cómo se obtiene la vida eterna?
La justificación por la fe y el papel de la ley

Las interpretaciones fraudulentas de la justificación por la fe de Jesús pavimentan los espaciosos carriles que permiten transitar hacia la puerta ancha de la perdición. Satanás se esfuerza por conseguir que los versículos bíblicos que arrojan luz sobre este asunto sean ignorados.
📖 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley. (Romanos 3:31)
Introducción

Mientras el catolicismo defiende que la salvación se puede obtener por una combinación de fe y obras o incluso mediante pagos pecunarios, el protestantismo apóstata afirma sin rubor que la muerte de Jesús en la cruz invalidó la Ley de Dios.
Las Sagradas Escrituras declaran de manera explícita que la vida eterna se adquiere por la redención mediante la sangre de Cristo. Esto se conoce como la justificación por la fe.
📖 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. (Romanos 3:21-26)
📖 Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16)
Un primer acercamiento superficial a estos versículos, obviando el contexto unitario de la Palabra de Dios, induce a asumir que la Ley de Dios quedó abolida en la cruz de Cristo. Sin embargo, un análisis más detallado del Nuevo Testamento permite comprobar que la Ley de Dios es eterna e inmutable. Su obediencia es la puerta de entrada a la auténtica fe de Jesús.
📖 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. (Mateo 5:17-18)
📖 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. (Gálatas 3:24)
La salvación y el galardón de la vida eterna dependen del correcto entendimiento de este asunto de vital importancia.
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La auténtica fe de Jesús

Para comprender en qué consiste la justificación por la fe, en primer lugar hay que estudiar en qué consiste la auténtica fe de Jesús.
Aceptar la fe de Jesús supone reconocer a Cristo como Dios y aceptarle como Redentor y pagador sustituto, asumiendo nuestra incapacidad para salvarnos por nuestros propios méritos. Por otra parte, la auténtica fe de Jesús incluye la obediencia al Padre y a su santa Ley, así como el estudio riguroso del mensaje profético de las Sagradas Escrituras. Todo esto se puede comprender analizando los siguientes versículos.
📖 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (Juan 1:1)
📖 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)
📖 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan 14:21)
📖 Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. (Apocalipsis 19:10)
La exprexión ‘fe de Jesús‘ es equivalente a ‘testimonio de Jesús‘. De hecho, diversos versículos que contienen la expresión ‘fe de Jesús‘ están traducidos en algunas versiones de la Biblia usando la expresión ‘testimonio de Jesús‘.
Una vez que se comprueba la obediencia de la ley como uno de los componentes principales de la fe de Jesús, es preciso estudiar una serie de versículos que confirman esta solemne verdad. Estas son algunas de las palabras de Jesús sobre la Ley:
📖 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. (Mateo 5:17-18)
📖 Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15)
Esto escribieron los apóstoles en el Nuevo Testamento al respecto a la ley:
📖 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él. (1 Juan 2:4)
📖 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. (Romanos 2:12-13)
📖 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley. (Romanos 3:31)
📖 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apocalipsis 14:12)
La genuina fe de Jesús incluye el regocijo en el cumplimiento de la ley. El verdadero seguidor de Jesús se deleita en la obediencia de la Ley de Dios. No considera los preceptos del Decálogo como un fastidio ni su cumplimiento como una carga pesada y molesta. El cumplimiento voluntario de la ley, por amor a Dios, permite al Altísimo comprobar la autenticidad de la fe.
📖 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. Y tu ley está en medio de mi corazón. (Salmos 40:8)
El papel de la Ley de Dios

La Biblia ofrece la definición del pecado como la transgresión de la ley. También informa sobre sus terribles consecuencias.
📖 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. (1 Juan 3:4)
📖 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)
La falsa doctrina que afirma que Cristo abolió con su muerte la Ley del Padre no tiene fundamento. Los que aceptan esta explicación fraudulenta demuestran que no comprenden el carácter justo de Dios como Juez Supremo.
Si hubiera sido posible modificar la ley o abolirla, entonces Jesús no habría tenido por qué morir sin pecado para salvar al hombre de las consecuencias ineludibles de sus transgresiones. Si Dios estuviese dispuesto a modificar la ley o interpretarla de forma arbitraria en función de un criterio subjetivo, el plan de redención sería totalmente innecesario. Bastaría con que el Altísimo aplicase la ley severamente con unos e hiciese la vista gorda con otros.
La muerte de Cristo, lejos de abolir la ley, prueba que es inmutable. El Hijo de Dios vino para engrandecer la ley, para hacerla honorable. El carácter inmutable de la Ley de Dios hace totalmente necesario el sacrificio de Cristo como pagador sustituto de las consecuencias de la transgresión de dicha ley.
El protestantismo apóstata instrumentaliza versículos bíblicos susceptibles de ser malintepretados, mientras ignora deliberadamente los versículos que arrojan luz, de manera explícita, sobre la validez perpetua de la ley.
El juicio investigador

Durante el juicio investigador que comenzó en el Santuario Celestial en 1844, toda alma será escrutada por Jesús de manera individual. Cuando el nombre de cada persona sea pronunciado, en ningún caso será posible el veredicto de inocente de transgredir la Ley de Dios. Por lo tanto, nadie podrá obtener la vida eterna por sus propios méritos. Sólo existen dos veredictos posibles: culpable redimido por la sangre de Cristo y culpable no redimido.
📖 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno. (Romanos 3:10)
📖 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles. No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:12)
📖 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. (Isaías 64:6)
La certeza de la existencia de redención en Cristo no debe conducir al descuido persistente en el respeto de la ley. Cometer este error supone colocarse en una posición de abuso de la gracia de Cristo. Para tales cristianos, Jesús pronunció las siguientes palabras:
📖 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23)
El nuevo pacto ratifica el antiguo pacto

En la antigüedad, Dios estableció un pacto con Abraham que contenía la promesa de la redención a través de su linaje. Esta redención sería colocada al alcance de toda la humanidad, no estaba solamente reservada para el pueblo judío.
En el Sinaí, otro pacto distinto se estableció entre Dios y su pueblo, a través de Moisés. Este pacto se denomina ‘pacto antiguo‘ y fue ratificado mediante la sangre de un sacrificio. Posteriormente, mediante el sacrificio en el Calvario, el pacto realizado con Abraham fue ratificado mediante la sangre de Cristo, dando lugar al ‘nuevo pacto‘.
Los términos del ‘pacto antiguo‘ eran: obedece y vivirás. El ‘nuevo pacto‘ se estableció sobre mejores promesas. A través de él, el Altísimo ofreció la promesa del perdón de los pecados, pero también puso al alcance de la raza caída la promesa de la gracia de Dios para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principios de su santa Ley.
Las bendiciones del ‘nuevo pacto‘ se fundamentan únicamente en la misericordia derramada por Dios a través del perdón de la injusticia y de los pecados. Todo el que humilla su corazón y confiesa sus pecados, encontrará misericordia, gracia y seguridad. Pero Dios no cambia. Bajo el ‘nuevo pacto‘, las condiciones mediante las cuales se puede obtener la vida eterna son las mismas que en el ‘pacto antiguo‘, a saber, obediencia perfecta. En el nuevo y mejor pacto, Cristo ha cumplido la ley en favor de los transgresores de la misma, si lo reciben por fe como su Redentor. En el ‘nuevo pacto‘ somos purificados de pecado mediante la sangre de Cristo.

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El Conflicto de los Siglos
{ Ellen White }

Inmediatamente después de la Biblia, El Conflicto de los Siglos, escrito por Ellen White, es el segundo libro más importante para un auténtico cristiano.
Todo hombre o mujer que decida aceptar la verdadera fe de Jesús debe leer este magnífico escrito que, inspirado por Dios, detalla los entresijos de la batalla por las almas entre los secuaces de Satanás y los fieles seguidores de Cristo durante los últimos 2.000 años.
Pero sobre todo, El Conflicto de los Siglos narra en modo profético los hechos que ocurrirán en estos últimos tiempos de la historia, la gran controversia final entre Satanás y Jesús, ampliando las profecías que los profetas, salmistas y evangelistas escribieron en la Biblia sobre los tiempos finales y la segunda venida de Cristo.
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Estudios bíblicos

En este sitio web puedes encontrar los estudios bíblicos necesarios para comprender, en su totalidad, el mensaje de salvación ofrecido por Dios en las Sagradas Escrituras. Este es el alimento espiritual que permite tomar la senda que conduce a la vida eterna.
En cada época de la historia de la humanidad, el Altísimo ofrece la información adecuada para ese tiempo. La verdad presente de cada época se añade a la verdad presente de las épocas pasadas. Es decir, su naturaleza es acumulativa, nunca sustitutiva o contradictoria.
Estos estudios bíblicos incluyen la verdad presente de los tiempos de los profetas y de los tiempos del primer advenimiento de Jesús. También presentan el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14, ofrecido por los pioneros adventistas. Por último, también podrás encontrar el mensaje del cuarto ángel de Apocalipsis 18, que constituye la verdad presente de nuestro tiempo del fin.